Don Álvaro de Carreño y El Lance de Cigalés.

En esta historia voy a contar lo acontecido a otro caballero, Don Álvaro de Carreño, con Don Enrique de Trastámara.

Nada tiene que ver, aunque era antepasado,  este Álvaro con su tocayo aposentador de Carlos V del que ya escribí (https://familiacarreno.wordpress.com/2019/10/17/don-alvaro-de-carreno-el-mozo/), ni con otro de mismo nombre, aposentador de los Reyes Católicos, del que ya contaré la historia.  Nuestro Álvaro de hoy es bastante anterior, lo que ocurre es que en mi familia asturiana, numerosos miembros, normalmente los primogénitos, llevaron ese nombre durante generaciones. 

Mi hermano Mariano, en su libro “La Xana de la Fuente” se inspiró en este personaje para desarrollar su protagonista principal. Aún tengo pendiente la publicación de la segunda parte “La Guerra de las Xanas”, que me gustaría que saliera a la luz junto con la reedición de la primera, ya que a él no le dio tiempo…

Volviendo a nuestro caballero,  su historia al principio supuso para mí un verdadero quebradero de cabeza como os podéis imaginar, todos llamándose igual y en una época de la historia en que los apellidos no estaban regulados, usando indistintamente el del padre, la madre, los abuelos, incluso los compadres, es decir, los padrinos.

A mediados del siglo XIV, reinaba Pedro I de Castilla, apodado El Cruel con bastante tino, hijo de Alfonso XI y María de Portugal. Su subida al trono ya había estado muy marcada por las continuas disputas entre sus partidarios y los de sus hermanastros, los hijos de la amante de su padre, Leonor de Guzmán, Don Enrique y Don Tello entre otros, a los que apresó aunque más tarde fueron perdonados.

El conde Don Enrique se asienta en Gijón, donde establece su señorío y corte, apoyado por parte de la nobleza castellana. Como curiosidad, uno de los personajes que forma parte de la misma es Garcilaso de la Vega, amigo de Alfonso XI que recurre al amparo de D. Enrique huyendo del intento de asesinato por parte del Rey Pedro.

La batalla de Nájera, de 1367, en una miniatura del siglo XIV. Enrique de Trastámara y los franceses luchan contra Pedro el Cruel y tropas inglesas.  Foto: Art Archive.

Una de las primeras acciones que emprende D. Enrique es ganarse el favor de los caballeros asturianos, que también acaban divididos, unos posicionados a favor y otros en contra. Las principales familias asturianas apoyan a Don Enrique, entre ellas los Bernaldo de Quirós, los Álvarez de Nava, los Ossorio y los Carreño.  

Y aquí es donde entra en escena nuestro Alvaro de Carreño sirviendo como escudero al conde, al que acompañó y obedeció ciegamente en su propósito de obtener el trono de Castilla.

Uno de los hechos que están muy documentados es el llamado “Lance de Cigalés”, gracias al canciller D. Pedro López de Ayala, en sus Crónicas de los Reyes de Castilla.

Grabado perteneciente a una edición de la crónica de su reinado por Pedro López de Ayala. Siglo XVI. Biblioteca de Cataluña, Barcelona.

En 1353  Pedro I se casa en Valladolid con Blanca de Borbón y allí acuden invitados por él , dice en son de paz, su hermano Enrique con 600 jinetes y 500 infantes, todos hidalgos, receloso de las intenciones de su hermanastro,  tras diferentes escaramuzas entre partidarios de uno y de otro.

Asentados en Cigalés, una pequeña aldea cercana a Valladolid, y enterado Don Enrique del más que comprensible enojo del Rey, manda un emisario a su encuentro, quién si no, nuestro Alvaro de Carreño, armado hasta las cejas, que le da obediente el mensaje, de este modo recogido en las crónicas de la época:

«Poderoso Señor: El Conde D. Enrique besa vuestras reales manos y os hace saber, que viene a vuestras bodas con su hermano D. Tello, acompañados de su gente, nó para intentar cosa que no sea de vuestro servicio, antes por mayor celebridad de vuestras reales bodas, y por que se recelan que D. Juan Alfonso señor de Alburquerque, confiado en la gran privanza, y mucha mano que con vos tiene, les podría hacer alguna afrenta, cogiéndolos descuidados, por ser su mortal enemigo; mas que asegurándoles de esto vuestra Alteza, debajo de su fé y palabra, estan aparejados para cumplir todo lo que se les mandare sin mengua de su honor; y si algun caballero dijere, que don Enrique mi Señor viene con intención de hacer alguna cosa contra vuestro servicio, yó digo de mi parte, que desde luego me presento aparejado para defender cuerpo a cuerpo lo contrario, y ponerles la mano sobre el cuello,»

Siguen contando las crónicas sobre el valor de Álvaro de presentarse así de armado y hablar en tales términos y con tono tan desafiante, en la corte enemiga del rey Pedro, lo que se suponía que era muerte segura. Sorprendentemente el Rey Pedro lo envió de vuelta con mensaje para D. Enrique.

No es mi intención contar la guerra fatricida entre Pedro I y su hermano Enrique, eso lo dejo para los historiadores que saben más que yo. Sin embargo sí diré que Enrique acabó matando a Pedro I y coronándose como Enrique II, lo que favoreció largamente a las familias asturianas que le habían apoyado, entre ellas la mía, durante toda la dinastía de los Trastámara, que comienza con Enrique II y acaba con Juana I de Castilla.

Poco más sé sobre la historia de este antepasado, más que era hijo de Teresa Carreño y Gonzalo Muñiz, que heredó la tenencia del castillo de Dormón en Perlora.  Se casó con María de Miranda (otro de los apellidos asturianos que se repite de modo constante en mi genealogía) y que tuvo un hijo llamado Benito de Carreño que fue repostero  de camas de Juan I. Se sabe que murió hacia el año 1375.

Dormón, Perlora.
  • Bibliografía:

Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de LLanes y sus hombres. Manuel García Mijares.

Gijón en la Antigüedad y en la Edad Media Volumen II. Julio Somoza

Boletín del Instituto de Estudios Asturianos nº. 117

Y cómo no, mi «ángel asturiano» Luis Ángel Fernández.

2 comentarios

  1. Ya decía yo que debías ser escritora. Te pido perdón por no haberte conocido hasta ahora.

    Me voy a presentar para que no pienses que soy un bicho raro que pulula por las redes enredando. Como ya sabes me llamo Antonio y tengo 63 años, estoy felizmente casado y tengo dos hijas y dos nietos que hacen mis delicias día a día. Mis ratos libres, que son muchos afortunadamente, los ocupo escudriñando en los archivos antiguos; ésta es mi pasión y lo seguirá siendo hasta que me muera. Me gusta escribir relatos cortos, aunque desde luego nada que ver con lo tuyo. También he realizado algunas biografías de grandes, como desconocidos, personajes de Cehegín, sin duda el más ilustre El General Carreño, conectado a los Carreño de Bullas a través de los Carreño Roca. Un gran personaje cuya biografía, si quieres, te hago llegar. Ahora estoy inmerso en la aristocracia bullera.

    En fin, como ya te he comentado, no he llegado a este blog por casualidad, sino escudriñando en la red en la búsqueda de detalles que me aporten alguna novedad sobre los Carreño de Bullas y…¡ahí estabas tú!

    Saludos cordiales.

    Antonio Peñalver, Cehegín.

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    • Buenos días, Antonio. Encantada de saludarte y muchísimas gracias por tus piropos. ¡Ojalá pueda llegar a ser escritora!, algo que aún me queda grande…
      Sin duda, me encantará leer la biografía sobre el General Carreño. Tengo mucho interés en los Carreño de Cehegín. Y puedes contar conmigo para lo que quieras respecto a los Carreño de Bullas o cualquier información que te pueda ser de utilidad.
      Muchísimas gracias por tus comentarios. Un saludo!

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